Todos tenemos un pasado, el cual no ha sido bueno, aparentemente lo fué, pero sin Dios y su amor nada puede estar bien. A diario convivimos con diferentes personas, en nuestra familia, con nuestros vecinos, en el lugar de trabajo, en el transporte, en el supermercado, y la lista seguiría, cotidianamente observamos rostros, algunos alegres, otros de frustración, tristeza, dolor, satisfacción, preocupación en fin, pero no hacemos una pausa y nos preocupamos por el bienestar emocional o físico de esas personas. Sí, es cierto que no podemos solucionarle los problemas a los demás, pero podemos ser la palabra de aliento, el consejo sano, la ayuda que alguien esperera escuchar. Somos expertos criticando, juzgando y murmurando, sin saber que cada persona tiene su situación que le impide sentirce plenamente libre y en paz, no critiques, no hagas suposiciones, no creas que una persona "alegre" no lleva consigo cargas, si las tiene pero trata de discuimularlas, una persona triste...
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